El perfecto idiota libertario


Más nos vale ser prudentes y no asumir que los libertarios son, en promedio, gente muy brillante. Dos o tres coincidencias en el campo ideológico no vuelven al vecino una persona a la que haya que tomar en serio, ni siquiera si ese individuo se pone la máscara de racional o de muy prudente. Que para eso cualquiera es bueno: vea usted a los sandios guerreros de la justicia social que escriben para la Rational Wiki. 

¿Qué piensa usted cuando los neonazis y los neofachos les dicen que “no son ni de izquierda ni de derecha”? Seguramente le da un ataque de risa o los tira de locos. Y es que al gran público poco le interesa la sofisticación o las huidas retóricas de los miedosos, a nadie le interesa que entre ellos se crean que de verdad existe la tercera posición como un paradigma novedoso. Lo mismo pasa con esos libertarios cuyo deporte favorito es insistir en sus clubes privados que no son ni de izquierda ni de derecha. Serán de cuarta posición entonces o extremocentristas, o vaya usted a saber. Mejor pregúntele al brillante Nolan, que parece ser el único soporte teórico que tienen los libertarios vulgares.

¿Han conseguido algo estos personajes que buscan desligarse a como dé lugar de la derecha? Nada, y no lo harán. Jamás. Pero no importa, porque están muy cómodos en su circle jerk, en sus grupos irrelevantes, en sus conferencias que no atraen a más de treinta personas en los días que hace buen clima y se ofrece vino gratis. En suma, nunca convencieron a nadie que no sea a ellos. Por eso es que son irrelevantes tanto en el mundo de las ideas como en la praxis. Tan altos intelectuales son ellos que, desde las alturas, no pueden ver lo que pasa a nivel de tierra.

A veces da buenos resultados inventar una nueva retórica y tatuarla en la consciencia de la gente, si no pregúnteles a los grandes actores del progresismo cultural. Pero, perdón, eso no existe y son paranoias derechistas (aunque haya intelectuales de la izquierda que se declaran abiertamente como marxistas culturales y afirman y defienden su existencia). No es verdad que muchas banderas que típicamente eran propiedad exclusiva de la izquierda hayan sido adoptadas plenamente por los racionales libertarios. Al menos eso es lo que dicen los tan brillantes como irrelevantes libertarios, que están muy cómodos haciendo de aguadores para el equipo rojo (o rosa, para que no suene tan alarmista ni delirante este párrafo), porque, después de todo, los zurdos no son nuestros enemigos y no tiene nada de provechoso atacarlos. Lástima que los izquierdistas jamás fueron tan bobos. Hoy vemos los resultados: su retórica antiliberal, simplista pero tan efectiva, les ha servido muy bien y ha calado en la cultura, tan hondo que a nadie le interesa lo que tenga que decir un vulgar left libertarian de internet.

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